jueves, 9 de octubre de 2014

A esas cosas que andan por ahí...

Como dijo una amiga... A esas cosas, que andan por ahí,  rastreros  que no dan ni  lástima, les diré:  Asesinando al hombre no lograrán matar las ideas, también los condeno:  no dormirán en paz mientras vivan, hoy asesinan al  joven más  joven, de sentimientos nobles, un hijo más de la revolución, el hijo de la madre que hoy calla cuando el clarín de la patria lo llamó,  no es  el único, hay muchos Robert Serra caminando por las calles, dando clases en las escuelas, los liceos, bajando y subiendo cerros, haciendo guardias en farmacia, abastos y tal vez manejando un transporte colectivo.   Por eso es difícil que acaben tan fácil con  un pueblo que sale todos los días a combatir por la justicia y la igualdad. 


Se  les acabarán las balas, los puñales, las armas, las bombas,  laboratorios para hacer su veneno, inventaran otros dioses, ya los que tienen se le agotaron, pero los hombres y mujeres de buena voluntad nacen por miles y todos los días,    cada día germina la semilla de la paz y la justicia, que se regará con nuestras lágrimas y nuestro dolor, que será el abono para el  fruto bueno.  


Los que  quieren  acabar el comienzo de la vida no podrán, váyanse a revisar la historia de los pueblos, este, lo hace desde 1492 desde un mal día que pisaron la tierra de nuestros libertadores, los que nunca se rindieron ni se arrodillaron, hoy, seguimos en la misma batalla, una de las armas que más le da en su mera madre, como dicen los hermanos de México, es la historia...

!como les duele!

Sigamos recordándosela, se espelucan cuando lo hacemos. Los que creyeron que quitando a nuestro amado hijo, nos debilitan,  se equivocan de nuevo, nos dieron más  fuerza, para luchar en su nombre, los que usaron los puñales, le dieron lo que valen ellos, pero los que pagaron el mandado no les alcanzará la vida para saldar las cuentas con la historia y con el pueblo, nuestra satisfacción será  que si los vamos a ver caer  a  pedazos,  dejando atrás las ruinas de sus almas arrastradas ante el imperio de la justicia, vomitando el odio que es lo único que dejan en su camino.


Robert entrego su vida por la vida, igual que su compañera, los fariseos hipócritas, no podrán ni respirar el aire por donde pase la presencia de nuestro amado hijo y camarada, ni que vayan a esconderse debajo de las piedras en la luna, escaparan de la justicia del pueblo.


Robert murió por la vida, pero sus asesinos, ya están muertos, murieron al matar, no hicieron nada por ellos  mismos, ni a poca cosa llegan, igual les digo a aquellos alcahuetas, que se ríen del dolor ajeno, del sentimiento de un pueblo, que hoy llora la caída de este soldado que dio su vida por nosotros, que Robert  no queda ahí, veremos nacer muchos Robert en el camino que andamos , en su lucha que es la nuestra, la misma de nuestros ancestros desde 1492, hasta ahora la del 2014, los mismos que buscamos la libertad, la justicia y la paz.  Aquellos que  están en contra de nuestros principios y en contra de los pueblos de buena voluntad, ya murieron.  Nosotros viviremos y venceremos.



Norma Rivas Santacruz

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