La
disciplina es sin duda una instrucción sistemática dada a discípulos para
capacitarlos como estudiantes en un oficio o comercio, o para seguir un
determinado código de conducta u “orden”. A menudo, el término “disciplina”
puede tener una connotación negativa.
Esto se debe a que la ejecución forzosa de la orden, es decir, la
garantía de que las instrucciones se lleven a cabo a cuesta de todo esfuerzo y
sacrificio puede y debe obligatoriamente ser regulada a través de una
sanción. En el ámbito de la
autodisciplina (mi preferida) en el sentido de “hacerse discípulo de uno mismo”,
es decir, responder actitudinalmente y en conducta a comprensiones e ideales
más altos que están íntimamente vinculados a la esencia del ser.